¿Sabías que más de la mitad de los usuarios de sillas de ruedas acaban con desgarros en el manguito rotador? Sí, ese supraespinoso que hoy no notas, pero que mañana puede convertirse en tu peor enemigo. Y no hablamos de un pequeño dolor pasajero: los estudios muestran que hasta un 63–68% de usuarios desarrollan roturas, y casi todos presentan algún grado de tendinopatía.
¿El resultado? Dolor crónico, limitación de movimiento, noches en vela y, en muchos casos, pasar de moverte con independencia a depender de otros. Y todo por lo mismo: repetir miles de veces al día un gesto que el cuerpo nunca estuvo diseñado para soportar. Empujar, frenar, subir rampas, transferencias… tus hombros cargan con todo.
El dato más crudo: entre un 31% y un 73% de usuarios reportan dolor de hombro en algún momento de su vida en silla. Traducido: si no haces nada, lo normal es que te toque.
La buena noticia es que sí hay maneras de adelantarse al problema. Hoy existen tecnologías que reducen de forma drástica la carga sobre el hombro: motores de asistencia que evitan el sobreesfuerzo, aros de propulsión que frenan sin abrasar tus manos, y sistemas diseñados para proteger lo más valioso que tienes: tu autonomía.
Porque cuando hablamos de lesiones por repetición no es cuestión de si ocurrirán, sino de cuándo y cuánto te van a condicionar tu vida.
👉 Y aquí es donde entra la prevención inteligente. En lugar de esperar a que el dolor te obligue a parar, puedes tomar la delantera y mantener tus hombros a salvo desde hoy.